¿Qué se ensaya en un coro?

Miguel Bruñó

junio 22, 2024

 

El coro es un gran instrumento formado por un conjunto de voces. Para conseguir una buena interpretación hace falta, como con cualquier instrumento o grupo, ensayar y pulir para llegar al mejor resultado posible. Pero ensayar por ensayar no es el camino, hay que tener claro qué queremos mejorar, en qué centrarnos para que el ensayo sea productivo. A continuación comentaremos algunos aspectos importantes que un coro debe ensayar para lograr interpretaciones de calidad. Estos apartados no son categorías estancas que haya que trabajar siempre en un orden determinado. Se pueden combinar de distintas maneras para que el ensayo sea ameno y dinámico. 

 

Texto

El texto es, en muchas ocasiones, el punto de partida de cualquier obra coral. También es una de las grandes diferencias entre la música vocal y la música instrumental. Al afrontar una pieza nueva, conocer la temática y el significado del texto nos ayudará a entender mejor su carácter.

En el caso de ser un texto en una lengua que no dominamos, conviene contar con alguien capaz de traducirlo y de pronunciarlo correctamente. La fonética de la lengua en la que cantamos influye mucho en la sonoridad. Es importante unificar criterios para que el coro suene más homogéneo y sólido.

 

Entonación

Cada coro tiene sus particularidades en función de las personas que lo forman. Cuando los coralistas dominan la lectura musical, se avanza más rápido a la hora de aprender obras nuevas. Si no es así, se puede recurrir a distintos formatos para asimilar la correcta entonación de las voces. Los coralistas pueden estudiarlas individualmente a partir de una grabación de su voz. También se puede recurrir a ensayos parciales en los que se trabajan las voces por separado. Y por supuesto, también se puede leer todos juntos en el ensayo, aunque puede ser un trabajo tedioso que en ocasiones merece la pena aligerar, para así poder centrar el ensayo en otras cuestiones. Lo fundamental es encontrar una fórmula que funcione y todos se sientan a gusto con ella. 

En ocasiones, saberse muy bien una melodía no es garantía de éxito. Al juntar las voces, el choque de unas con otras, es decir, la armonía, puede complicarnos la entonación. En esos casos, debemos trabajar las inseguridades de cada voz para que no hayan dudas de notas.

 

Articulación y respiración

Al igual que en cualquier instrumento, entonar bien las notas no es lo único en lo que debemos centrarnos. Sobre esa base tenemos que añadir el resto de parámetros para que la interpretación sea viva y transmita la emoción que buscamos. Cómo unimos las notas entre sí es uno de los parámetros fundamentales, es decir, la articulación. Legato, staccato, acentos… con todas sus variantes. Quizás el carácter de la pieza nos incite a buscar grandes legatos, o quizás, por el contrario, nos anime a cantar de una forma más ligera, separando o acentuando ciertas sílabas. Este trabajo está muy ligado al de la pronunciación del texto, por lo tanto, es buena idea practicar ambas cosas en paralelo, si así se cree conveniente.

Por otro lado, la respiración es un punto imprescindible en la música coral. Esta depende bastante de la dimensión del coro. Al tratarse de un coro pequeño, se nota mucho si cada uno respira en momentos diferentes, por tanto es importante decidir el dónde y el cómo se respira. En un coro de grandes dimensiones la cosa cambia, pues disponemos de la llamada respiración coral. Esta consiste en que se pueden camuflar las respiraciones individuales siempre que no respiren todos al mismo tiempo. De esta manera, es posible encarar frases muy largas sin necesidad de hacer una respiración evidente.  

 

Dinámica y balance

El otro gran parámetro para que la música esté viva es la dinámica. Cómo de fuerte o de piano cantamos. Podemos tomar decisiones más globales (qué dinámica general, cuál es el punto culminante, si vamos creciendo o diminuendo a lo largo de la pieza, cómo es cada sección…), o decisiones más concretas (pequeños crescendos o diminuendos, pianos o fortes súbitos…). Fijarnos en versiones de referencia puede ser de ayuda para saber qué propuestas nos gustan más o menos, si queremos inspirarnos en alguna versión o si queremos ser innovadores. 

Al hablar de balance nos referimos al equilibrio dinámico entre las voces. Cuando el número de coralistas por voz es muy desigual es más complicado encontrar un equilibrio homogéneo. También puede pasar, por ejemplo, que las sopranos canten con más fuerza que las contraltos, o viceversa. Este es un problema que conviene resolver, para lograr un sonido de coro más balanceado. De todas maneras, no siempre querremos que todas las voces suenen al mismo volumen. Habrá momentos en los que, por cómo es la música, preferiremos que unas voces destaquen sobre otras. Saber escucharse entre los coralistas y regular sus volúmenes es imprescindible, pero además es la parte más bonita de cantar en grupo. Si lo que quieres es cantar tú solo sin escuchar a los demás quizás no deberías haberte apuntado a un coro, ¿no crees? 

 

Afinación y color

Por último, pero no por ello menos importante, tenemos el trabajo de afinación. Una vez más, escucharse entre los coralistas y saber adaptarse es imprescindible. Para pulir la afinación, es necesario detectar qué voces no están en la afinación precisa y saber reconducirlas. Muchas veces merece la pena detenerse en algunas notas concretas para escuchar con tranquilidad su afinación. Para construir un acorde y afinarlo correctamente, podemos seguir el método de cantar en primer lugar los intervalos justos (octavas y quintas) y después añadir las terceras o el resto de intervalos. 

Al hablar de color nos referimos, entre otras cosas, al empaste entre las voces. La cantidad de vibrato o la nasalidad de la voz son factores que hacen que cada voz sea diferente. Intentar cantar de una manera similar nos garantiza que el sonido del coro sea más compacto, sin que destaquen unas personas por encima de otras. Para trabajar estas cuestiones, son de gran ayuda algunas clases de técnica vocal para los coralistas. El objetivo es tener herramientas para adaptarse al conjunto. 

 

Para todo esto sirve ensayar. Estos son los aspectos que se trabajan en los ensayos de coro, y ser conscientes de ellos es fundamental para dirigir, cantar o, en el caso que aquí nos interesa, hacer buenos arreglos corales.

 

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